lunes, julio 09, 2007

DANZA CONMIGO...AMADO DE MI ALMA

En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Génesis 1:1-2

Doy gracias a Dios por permitirme vivir esta experiencia de compartir el don de la danza con mis hermanas del Ministerio Tierra Deseada. Fue una experiencia sobrenatural durante la cual su Espíritu nos visitó desde el principio de la obra que tenía por propósito adorar a nuestro Señor con todo nuestro ser…
Desde el principio vivimos la experiencia de sujetarnos a su Santo Espíritu lo cual trajo como consecuencia una facilidad en el cumplimiento del propósito. Fluimos porque fuimos guiadas por él, ninguna de nosotras era una experta en conocimientos de danzas pero sin duda había dones que activar en el Señor, él lo tenía todo hecho y al encontrarnos, al unirnos y tener comunión el resultado fue la armonía de los movimientos y muchas cosas más.

Dios nos ministró, nos sanó, nos liberó, estuvimos cara a cara frente a Él para declararle nuestro amor, su Espíritu nos ha hecho abundar en amor la una por la otra, postradas ante él estuvimos dejando que su Espíritu hiciera con nosotras, con nuestras familias, con el Ministerio, con nuestra ciudad…

Personalmente para mí fue un deleite y creo que este sentir no es propiamente mío sino de nuestro Padre Celestial quien siente gozo cuando ve a sus hijos hacer su voluntad, no confié en mis propias capacidades sino en lo que Dios podía hacer con un grupo de mujeres dispuestas, con corazón sincero a agradar a quién no escatimó su linaje para dar su vida en una cruz y permitirnos hoy tener vida eterna. Así se deleita un padre cuando ve que sus hijos están desarrollando el potencial para lo cual nacieron…adorar y glorificar el nombre de nuestro Dios, dar frutos pegados a la Vid Verdadera que es nuestro Señor Jesucristo. Y su Espíritu se movió entre nosotras…gracias Señor.
¿Y qué frutos podría dar una danza? Amor a nuestro Dios, gozo para compartir con nuestros hermanos, armonía, vista espiritual, oraciones, etc. Nuestras armas no son carnales sino poderosas en Dios…la armonía, la comunión es un arma poderosa y su fortaleza se funda en el amor a nuestro Señor, porque Dios, el centro de nuestra adoración, es Amor. Aprendimos a valorar a cada persona que Dios dispone cerca nuestro, a reconocer, activar y cuidar el potencial que Dios puso en sus vidas en Cristo Jesús, no somos solos, el Señor estableció Equipos, Ministerios…5 Ministerios.
Aprendimos que Dios necesitaba de cada una de nosotras para ejecutar sus planes, pero es en la unidad y armonía cuando Dios derrama la Bendición.

El Señor nos dio un nombre…Ministerio de Danzas Siloé. El evangelista Juan, en su relato (9.1–7 ), toma el término «Siloé» y lo traduce «el que ha sido enviado», para asociar con Jesús, el Enviado por excelencia ( Jn 3.17 , 34 ; 5.36 , 38 , etc.), la iluminación completa realizada en el milagro. La literatura rabínica revela que se usaban aguas del mismo Estanque de Siloé (mencionadas en Is 8.6) en las ceremonias de la Fiesta de los Tabernáculos, porque era un lugar de purificación. Juan 7.37s, sin embargo, insinúa que Jesús mismo sustituyó de allí en adelante todas las fuentes anteriores.

Nosotras simplemente nos gozamos en lo que Dios hizo en Cristo Jesús cuando danzamos…desde el principio vimos que las aguas se movían cuando su luz llega…su iluminación mueve y purifica las aguas. Y cuando el Enviado llega a un lugar…cualquier cosa puede pasar…Gloria a Dios.
Toda la gloria, la honra, la alabanza, la adoración, la gratitud sean a nuestro Señor Jesucristo por toda la eternidad.
Bendiciones abundantes a nuestras hermanas en Cristo Jesús: Yanet, Rachel, Fernanda y a las más pequeñitas Deyanira y Daniela. Que se desate todo el potencial en sus vidas en Cristo Jesús en esta tierra de los vivientes y que se cumplan todos los sueños de nuestro Padre Celestial en sus vidas, en el nombre de Jesús. Amén, Aleluya. Te adoramos Señor por lo que tú eres, Digno, Santo, Alto y sublime, majestuoso Rey.


Abrí yo a mi amado; Pero mi amado se había ido, había ya pasado; Y tras su hablar salió mi alma. Lo busqué, y no lo hallé; Lo llamé, y no me respondió. Me hallaron los guardas que rondan la ciudad; Me golpearon, me hirieron; Me quitaron mi manto de encima los guardas de los muros. Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, si halláis a mi amado, Que le hagáis saber que estoy enferma de amor. Cantares 5:6-8
Y pelie por la Bendición y Dios me bendijo y ahora he encontrado eternamente Medicina para esta curiosa enfermedad. Que todo el universo sepa que la bendición es mía. Aleluya. Gracias Señor. Te adoro.

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